2018/01/21

La llanura de Arévalo Y EL DERECHO A LA PROPIEDAD INTELECTUAL


Autor: Clara Isabel Arribas Cerezo
Año: 1999

Me gustaría agradecer de forma sincera a Fernando Retamosa Marfil el mencionar a José Antonio Arribas en el número 100 de la llanura en la página 8, ya que de no ser por él, y algún valiente más, ese nombre estaría ausente en dicha revista por discrepancias personales (creo que las palabras textuales fueron: "si sigues así vas a perjudicar a tu padre"; pues sí, la Beca y todas las exposiciones que estamos haciendo le perjudican mucho).

Por otro lado, dado que, obviamente, esa gente que lleva el condominio de la revista y yo no somos amigos (y aunque lo fuéramos), he de decir que han incurrido (presuntamente) en un delito contra la propiedad intelectual utilizando (y modificando) una fotografía (página 8) que me pertenece a mí, y solo a mí, es decir, de la que soy autora y única propietaria de los derechos (morales, de explotación...), no solo sin pagar, sino sin atribuírmela* e incluso también sin pedirme ningún permiso (y esto no la han hecho presuntamente), vulnerando la Ley de Propiedad Intelectual. Lo único que me consuela es que no han empezado a cobrar la revista hasta el mes siguiente y no han ganado dinero a mi costa (que eso ya sería el colmo).  

Evidencias:



Esa misma fotografía fue sacada a la Red por primera vez (yo no la he puesto en Internet hasta ahora)en las mismas circunstancias en su blog desde el día 16 de octubre de 2013 para anunciar el homenaje que se le realizó al señor Arribas el 20 del mismo en Palacios de Goda, pese a que había un cartel que realicé con fin divulgativo. Por cierto, esa fue la última vez que el señor Arribas apareció en su blog, pese a que no les recordé mis derechos intelectuales en ese momento y las “discrepancias” surgieron 8 meses después; la primera fue justo un día después de morir, el 7 de junio de 2013 cuando, haciendo caso omiso a esos mismos derechos, que a partir de ese momento eran de mi familia, publicaron el texto “La hija del viento”. En esos momentos todavía podía creer en la buena intención y voluntad.

Mientras vivía, el señor Arribas, no tenía contacto con la Red y no sé si no les dio permiso para ello o, simplemente, pasaban de él en su blog porque no se iba a enterar. Solo les interesaba que estuviese mes a mes escribiendo para darle interés a su revista, por cierto, de manera gratuita como tantas y tantas cosas. Tengo cosas mejores que hacer en mi propio beneficio (y en el de mi padre) que perder mi tiempo en investigar todas y cada una de sus fotografías y textos para comprobar en cuantas ocasiones los señores de la llanura de Arévalo se han pasado la Ley de Propiedad Intelectual por el arco del triunfo, aunque soy consciente de que mi caso no es el único.

En otra ocasión, cuando surgieron las discrepancias, me consta que fue el señor Juan Carlos López (aunque tampoco se atribuye sus propios textos) el que me envió una maqueta sin terminar y a destiempo de una publicación con textos de mi padre, fotos de sus cuadros y, de nuevo, la citada fotografía, para, como se dice vulgarmente, darme en los morros, porque esa publicación nunca salió. Me parece algo totalmente absurdo e infantil, ya que soy precisamente yo (y no ellos) quien tiene los derechos de reproducción de todo lo imprescindible que allí salía -exceptuando uno de los textos del que no me habría sido difícil que su autor me diera el permiso-, sé hacer un PDF y colgarlo en mi web, que es lo que iban a hacer ellos.

¿Cómo llegó esa fotografía a su manos? yo se la cedí única y exclusivamente para que fuera mostrada en la exposición "José Antonio Arribas: Abstracciones y últimas experimentaciones". Y, como podemos observar, se han apropiado de ella sin ningún pudor, decidiendo, insisto, sin pedir ningún tipo de permiso y sin dar ningún tipo de explicación, que esté colgada en internet desde hace más de cuatro años y en su publicación hace unos meses. Una fotografía no familiar, sino que constituye parte de un reportaje que ha realizado una creadora que en estos momentos lo está sacando a la luz en el proyecto becado "La Arqueología del SER".

Me preocupa seriamente que existan personas saltándose la ley a la torera cuando lo que deberían hacer es defendernos de los que lo hacen.

Señores de la llanura: BÚSQUENSE SUS PROPIAS FOTOS. DEJEN DE UTILIZAR EL TRABAJO DE LOS DEMÁS SIN SU PERMISO. FLACO FAVOR LE HACEN ASÍ A LA CULTURA.

Por cierto, si necesitan dinero para pagar honorarios, que después de más de 100 números ya va siendo hora, presenten un proyecto coherente a las Becas de la Fundación Villalar (por ejemplo) y ganen una (como hacemos los demás), para dejar de subsistir gracias al amor al arte.

¡LO QUE HAY QUE AGUANTAR!


* Como decía mi padre "al papel y a la mujer, hasta el culo le has de ver" (un poco machista, pero para esto me vale), y, escudriñando en el papel, he visto que no solo no me atribuyen la foto (que está comprendida en un collage mal hecho) sino que se la atribuyen ellos mismos, pese a que el sr. López es consciente de que es mía, en el sumario, en la pag. 2, pone lo siguiente:
       
          8: La duda. Fernando Retamosa Marfil.
          Fotografía: “La Alhóndiga”.

Evidencias:


Decir que estos señores no tienen vergüenza es poco.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Me duele mucho toda esta situación que se a creado pero piensa que el talento que tenia tu padre ahora esta en ti, sigue luchando por tu arte que también es el suyo .Un saludo

Clara Isabel Arribas Cerezo dijo...

Gracias, un fuerte abrazo.